lunes, 21 de diciembre de 2015

Es hora de la altura de miras

Hoy dejaré la comunicación de lado para hablar de política. De POLÍTICA, con mayúsculas.
El pueblo soberano ha hablado en las urnas. Y... "la que has liao pollito". Al final, los españoles cuando nos empeñamos no hay quien nos pare. 
Se introdujo por intereses, que no voy a analizar aquí, el mantra de que había que elegir entre lo nuevo y lo viejo, y que había que cargarse el bipartidismo...y toma, dicho y hecho.
Pensemos o no que el pueblo también se puede equivocar, lo cierto es que ha expresado su mandato. Hemos vivido una campaña donde ha mandado la comunicación; en política siempre es importante la comunicación para hacer llegar el mensaje y la acción de gobierno. Pero creo que ahora no debe mandar la comunicación. Como creo que esta profesión de consultor político no va a terminarse aquí, pediría que los partidos políticos y los medios de comunicación dejen de lado la obsesión por "comunicar permanentemente" y abran paso a la política de verdad. Al menos en las próximas semanas.
Para ello necesitamos que entren en juego políticos con altura de miras. Y el que no esté dispuesto creo que es mejor que se vaya a casa.
Una vez más, todos han ganado. Unos porque son los ganadores, otros porque son los que menos han perdido, los terceros porque siguen subiendo y han ganado a las encuestas y los cuartos porque han pasado de la nada a posicionarse como grupo con un buen número de escaños.
Todo eso está muy bien, pero ahora España y los españoles tenemos que seguir trabajando duramente para sacar definitivamente al país de la crisis y apuntalar bien las bases del crecimiento y bienestar de los españoles para los próximos años. Por eso no vale, en estos momentos, enredar ni jugar a sacar tajada de la complicada situación. El mandato es claro y, al menos, los partidos que no van contra el sistema tienen la obligación de, con altura de miras, facilitar que España siga avanzando.
Por cierto, si la contienda electoral era entre lo nuevo y lo viejo, les doy una pista. Lo viejo suma 213 diputados. Creo que es mayoría más que suficiente para sacar las cosas adelante. Ejemplos hay en nuestro entorno más próximo (sin ir más lejos Alemania). 
Tiempo habrá de seguir con la comunicación...

martes, 8 de diciembre de 2015

El debate decisivo lo ganó el bipartidismo



Sí, ya sé que es probable que nadie esté de acuerdo. Entre otras cosas porque lo que está de moda es desear que se termine con la representación parlamentaria en forma de dos fuerzas mayoritarias acompañadas de un pequeño grupo de partidos menos representativos y las fuerzas territoriales. Veremos, caso de producirse, si resulta bueno para nuestra Nación (recordemos que los países de nuestro entorno próximo siguen manteniendo su estabilidad gracias a la presencia de dos grandes fuerzas políticas).
Pero hoy, de lo que se trata es de "opinar" sobre el debate llevado a cabo anoche en atresmedia. Así que a ello voy.
La verdad es que se montaron un buen show business a costa de aparecer como los adalides de la pureza democrática y la libertad de expresión. Sí, lo digo con desdén, porque me parece injusto y sectario montar un debate bajo apariencia de pluralidad cuando no están, ni siquiera, todos los que tienen representación parlamentaria en estos momentos: ¿dónde estaban  IU y UPyD? ¿Estos son los modos de la nueva política?.
Una de las grandes polémicas previas fue la ausencia de Rajoy. A mi juicio, creo que hizo muy bien el señor Rajoy en no acudir, mucho más cuando fue sustituido por una más que digna Soraya Sáez de Santamaría. Acudir, hubiera sido un error de principiante. ¿Alguien piensa que no ir le ha restado votos al PP ante semejante debate? Más bien al contrario; su ausencia evitó que nos tragáramos dos horas de ataques permanentes y furibundos a la persona que han convertido en icono de la maldad política.
En cuanto a la escenificación del debate, todos acudían con la lección bien aprendida, con sus mensajes definidos, su estética cuidada de cara a su público y su batería de ataques a quienes consideran sus más directos adversarios. Debo decir, en este punto, que Sánchez me pareció el más correcto en cuanto a la vestimenta. Si pretendían empatizar con el mayor número de personas el que mejor lo consiguió fue Pedro Sánchez con americana, pantalón y corbata de color corporativo. Bien Soraya por su discreción y neutralidad. Iglesias en su línea desarreglada hasta el último detalle para contentar a los suyos. Y me sorprendió Rivera con su aspecto excesivamente serio, de traje y corbata, que no sé yo si era el mejor atuendo para acercarse a la gran masa de centro que quiere conquistar con su cara de niño bueno.
Todos intentaron mantener un relato a lo largo del debate. Desgraciadamente el mismo relato que ya conocemos: economía para ganar el bienestar, un partido histórico que ha hecho historia, lo nuevo frente a lo viejo y, yo no soy casta porque me levanto a las seis de la mañana.
Algunas cosas que me resultaron curiosas. 

Las emociones a través de los rasgos faciales estuvieron controladas durante la mayoría del tiempo. Sánchez mantuvo sus rasgos de felicidad a la cámara (incluso ante los ataques irónicos de Iglesias) y supo cambiar al registro de enfado en materias de su interés, por ejemplo, cuando habló de corrupción. Su tono de voz y su ritmo acompañaron perfectamente su rostro y sus mensajes, al igual que su movimiento corporal. Eso sí, demasiadas huidas a los papeles.

Soraya que mantuvo un control y dominio de sus rasgos faciales casi perfecto (trasladando lo que ella quería trasladar) durante todo el debate, sin embargo perdió en varias ocasiones la mirada en su minuto final, lo que restó credibilidad y conexión a sus mensajes con el público. No entiendo tampoco su posición de brazos caídos mientras hablaban los adversarios, trasladando demasiada indiferencia hacia su interlocutor. El gran momento de Soraya lo tuvo al hablar de la violencia machista; su entonación, la mirada, sus manos y, sobre todo, cómo recogió a sus tres adversarios en su favor, plasmaron lo que, para mí fue lo mejor del debate en cuanto a técnica se refiere (no olvidemos que se hablaba de un asunto que quieren monopolizar, precisamente, los partidos de izquierda)
Lo de Rivera y sus movimientos al estilo entrenador de fútbol en la banda, la verdad que no lo entiendo. Ese nerviosismo le resta seguridad y credibilidad al mensaje. Si a eso le sumamos sus continuos toques al botón de la chaqueta, nos encontramos con un candidato que dice muy bien lo que dice, pero con mucha inseguridad. 
Tampoco controló demasiado su expresión facial. Pienso que había demasiado enfado en su rostro en demasiadas ocasiones, alejando la atracción que en estos momentos recae sobre él. Pero, sin duda, lo que más me sorprendió fue su ritmo acelerado, sobre todo al inicio del debate. Se olvidó Rivera que no estaba en un mítin; los que le escuchábamos estábamos en el sofá, tranquilamente, y ese ritmo nos desconcierta.
Iglesias, que de esto es el que más sabe (también Errejón) no se salió de su guión en ningún momento. Su estética cuidada al milímetro, su rostro mesiánico, su relato de los parias de la tierra y su entonación entre la épica y el púlpito, cumplieron a la perfección el objetivo: no perder un voto más. Eso sí, fue el único que se atrevió a dar un paso más en el lenguaje gestual, llevándose el puño al corazón al terminar su última intervención. Y algo que no termino de entender: ¿tanta inseguridad tiene este hombre que tiene que aparecer siempre con un bolígrafo entre las manos?
En definitiva, las técnicas clásicas, las mismas intenciones, los mismos mensajes... Nada nuevo, nada viejo: esto es política. Por eso creo que ganó el bipartidismo. ¿O quien ganó fue Atresmedia?

domingo, 25 de octubre de 2015

27' y 42'' de discurso magistral

Me refiero al discurso pronunciado por S.M. El Rey en la entrega de los premios Princesa de Asturias 2015. https://youtu.be/cQWb0pIuyfU?t=433
Quienes me conocen, saben que soy un defensor a ultranza de la confección del discurso bajo los cánones (de los) clásicos. No pienses, amigo lector, que ello significa estar cerrado a innovaciones, reformas o regeneraciones, todo lo contrario; aunque nadie como ellos han puesto las bases de la comunicación efectiva y de la persuasión.  Los grandes discursos de nuestra época siguen hundiendo sus raíces en los esquemas clásicos y es por ello que resultan influyentes en la psicología de aquellos que los escuchan.

Toda intervención pública debería contener una entrada, un cuerpo y un cierre, es decir, un "exordio", una "narratio y confirmatio", y un "epilogus", con el consiguiente desarrollo de cada una de las partes. Y esto, ni más ni menos, es lo que ejecutó a la perfección S.M. El Rey en los Princesa de Asturias de este año.
La entrada del discurso captó perfectamente la benevolencia de los presentes al tiempo que les hizo partícipes de sus palabras desde el inicio. Hablando de emoción (y desde la emoción), utilizando siempre la primera persona del plural ("volvemos..."), haciendo referencia al ser humano, la nación, la concordia y la cultura tejió rápidamente un mensaje de altura de miras que engancha desde el primer momento. El remate de esta entrada, realizando su particular homenaje a Asturias arrancó, como no podía ser de otra forma, una sonora ovación.
El cuerpo del discurso tuvo también una estructura perfecta. Desgranó con hechos y descripciones los méritos de cada uno de los premiados, en un tono emotivo y cercano que nos ratificaba, aún más, en el merecimiento del premio concedido.
El cierre fue magistral. Además de enumerar la importancia para la sociedad de todas y cada una de las disciplinas premiadas, terminó moviendo el ánimo de los asistentes poniendo en el centro del tablero al ser humano y sus derechos, y apelando de manera indiscutible y literaria, con ejemplos demoledores, a la unidad de España ("sigamos construyendo España", "que nadie construya muros con los sentimientos").
Además de la perfección en la estructura, he de decir que el tono y el volumen trasladaron en todo momento cercanía, prudencia, emoción, compromiso y humildad; todo un cóctel que hace imposible que un discurso pase desapercibido. Particularmente importante fue también el guiño cariñoso hacia Cuba y cómo fue colocando en su relato los mensajes fuerza de futuro, desarrollo, prosperidad y nación.
En cuanto a la expresión corporal cabe decir que fue muy correcta y que, además, conforme pasa el tiempo va mejorando sustancialmente. Parece que aún no está demasiado acostumbrado al autocue, aunque sus movimientos y miradas alcanzan todo el auditorio. Los gestos del rostro, cada vez se afianzan más y la sonrisa y la mirada conjugan perfectamente cuando habla desde el corazón. Es una pena que por el diseño del atril y la realización de televisión, no hayamos podido disfrutar de ese otro lenguaje principal que acompaña siempre a un buen orador y que es el movimiento de sus manos (técnica que cada vez domina mejor nuestro Rey).
En fin, que pocas pegas se le pueden poner al que es, en mi opinión, el mejor discurso pronunciado por una personalidad española en los últimos tiempos: claro, creíble y con corazón. (Si acaso, esa corbata, color azul Asturias, permanentemente torcida que me ponía nervioso, sobre todo en los planos abiertos que ofrecía TVE.)
Ah, y una pregunta a los expertos en protocolo: escuché a la señora de la voz en off anunciar la entrada en el teatro de Sus Majestades los Reyes de España. ¿No habría sido lo correcto, Sus Majestades los Reyes?.

martes, 6 de octubre de 2015

Una vez más, la puesta en escena

Ahora que ya se han hecho todos los análisis, proyecciones y declaraciones sobre las elecciones catalanas. Incluso ahora que ya sabemos en qué fecha se celebrarán las elecciones generales, quiero incidir en algo que siempre he creído de suma importancia; algo que, sin ser la "madre" de todas las herramientas de la comunicación, creo que merece la pena ser tenido en cuenta a la hora de diseñar la comunicación política. Me refiero a la puesta en escena.

No está este espacio pensado para hacer valoraciones sobre los resultados, pero sí lo está para valorar la comunicación de personas, entidades, instituciones etc. En cualquier caso, quede claro mi deseo de una España unida y constitucional (sea cual sea la Constitución que soberanamente se otorgue el pueblo español). 

Vamos al asunto.

La noche de las elecciones catalanas seguí atentamente las comparecencias de los diferentes líderes políticos y, una vez más, me sorprendió alguna puesta en escena. En algún caso pareciera que a algunos les pilló de improviso. No me lo podía creer. Otros, sin embargo, conscientes de la importancia que un día (noche) como ese tiene, la cuidaron al detalle.
"Juntos por el sí", independientemente de la valoración de los resultados, de si la victoria cumplía o no las expectativas, incluso al margen del lío que se les avecinaba para formar un gobierno estable en la Generalitat, siguieron con su hoja de ruta, es decir, más leña, más movilización, más fiesta por la independencia.


El PSOE, con Iceta en Barcelona, a pesar de perder escaños, sin perder la sonrisa, rodeado por los suyos y con los mensajes ambiguos muy claros. Desde Madrid un Pedro Sánchez a lo "presidente", con banderas institucionales incluida la catalana (aunque de paso, podían haberlas colocado bien) pensando ya en su asalto a la Moncloa.


Ciudadanos, exultantes por el resultado (lógico) tampoco dejaron nada a la improvisación. Sonrisas, caras amables, mensajes claros a sus votantes (en castellano) y a aquellos que optaron por el voto que representaba el independentismo (en catalán). Gritos de los asistentes reivindicando la españolidad de Cataluña...


El PP escenificó soledad en Cataluña y soledad en Madrid a través de sus respectivos portavoces. Si fue a propósito, no lo entiendo. ¿Qué pasa con sus votantes? ¿ningún mensaje para quienes optaron por otras formaciones? ¿Acaso no eran conscientes de que la campaña para las generales comenzaba esa noche? El presidente habló el jueves en exclusiva para un medio de comunicación, pero creo que muchos catalanes, muchos españoles lo echaron de menos esa noche.

Pienso que las puestas en escena, sin ser definitivas (casi nada en comunicación lo es), deben cuidarse al máximo porque sus imágenes pueden dejar huella en el subconsciente del elector.

domingo, 9 de agosto de 2015

Orgullo (y dolor) de ser español

Aprovecho la calma del mes de agosto para escribir sobre un asunto que tiene muchas vinculaciones con la comunicación, pero sobre todo con mi sentimiento como español. Todavía sigo sin entender por qué, al margen de los sentimientos, quienes representan las altas  magistraturas del Estado, quienes cumplen la labor de servicio público de informar y creen en la legalidad vigente, los partidos constitucionales y el conjunto de los ciudadanos no plantamos cara utilizando los símbolos que aún nos unen para hacer frente a los que quieren romper una nación, una patria con vínculos, historia, lengua, cultura y sentimientos, también, comunes cosidos a lo largo de siglos. No me extraña que “nos ganen”.
Nos ganan, y me duele que no haya un uso masivo de la bandera de España y que su uso por parte de un español de a pie se vea como algo extraordinario e innecesario. Ni una sola bandera española (salvo que me lo haya perdido) en el encuentro entre Rajoy el S.M. El Rey en Marivent.
Nos ganan y me duele que la palabra España se emplee de manera escasa en la prensa, en la universidad o en la calle. Junto a la escasez de la utilización de la palabra España podemos unir el abandono en nuestro léxico del término nación. Hasta los campeonatos nacionales han pasado a ser, para muchos, campeonatos estatales.
Nos ganan, y me duele que haya niños y niñas haciendo comentarios de texto de poesías en leonés o estudiando el alto, medio y bajo Manzanares. Me puedo imaginar entonces a los de Cataluña y País Vasco.
Nos ganan, y me duele que se proteste por la llegada de una fragata de la Armada española al puerto de Getxo, mucho más cuando la fragata se llama Blas de Lezo, vasco y español universal.
Nos ganan, y me duele que detrás de un fin elogiable como es la lucha contra el maltrato animal, se suspendan las corridas de toros porque son españolas mientras se permiten los carrebous porque mantienen la tradición catalana.
Nos ganan, y me duele que los jóvenes españoles conozcan mejor la historia de su comunidad autónoma que la historia de España. Que se denoste a los Reyes Católicos y se oculte la figura de Bartolomé de las Casas.
En fin, amigos, me pregunto quién maneja la agenda, si alguien piensa en estas cosas, si definitivamente hemos decidido sucumbir a la planificación de hegemonía cultural que siguiendo los planteamientos del comunista italiano Gramsci pretende la aniquilación y ocultamiento de todo aquello que nos une como nación española.

Lo peor es que no sólo con comunicación se arregla esto. También hace falta educación. Y desde luego, no es necesario atacar lo vasco, ni lo gallego, ni lo catalán. Bastaría con poner los asuntos de la España común en agenda, practicar la “discriminación positiva” con la historia, las imágenes, la cultura y la lengua que nos une a todos.

domingo, 5 de julio de 2015

La carrera por la humildad

La muerte de mi amigo, el socialista Ángel Velasco, ha traído a mi mente el concepto de humildad.
En mis entrenamientos de oratoria y comunicación personal siempre es obligatorio conocer las 10 habilidades personales que hay que mejorar a la hora de hablar y comunicar a los demás. Una de estas habilidades es la humildad. Y hablo de habilidad y no de virtud, porque estamos hablando de cómo mejorar nuestra comunicación personal ante los demás entrenando y no de cómo cultivar nuestra alma y forjar nuestra forma de ser.
Una vez que ya están designados todos los candidatos a presidente de gobierno para las próximas elecciones, todos ellos elegidos conforme a los métodos democráticos que más se adecuan a sus intereses, les invito a que hagan un pequeño seguimiento a lo largo de la "larga" campaña a ver quién de todos se hace con el primer puesto en comunicar con humildad (nótese que no hablo de ser humilde porque, creo, ninguno lo es).
Ahí los tenemos a todos.
Rajoy se empleará en trasladar todos los esfuerzos (y los de los españoles) que ha habido que realizar para sacar a España de la crisis. Con humildad (pero con eficacia) deberá exponer todos sus éxitos. Para ello quizá debiera pensar en una buena selección de "humildes" para hacerlo y dejar sin voz a algunos de los que le rodean (en Moncloa y en Génova); simplemente porque no comunican con humildad. Por supuesto, habrá de aplicar la humildad para pedir disculpas, también, por lo errores.
Iglesias, que parece que ya ha estabilizado el vuelo, deberá añadir grandes dosis de humildad porque parece que el "loock" humilde no es suficiente. Si quieren llegar a la mayoría, deben dejar de atacar a la mayoría. Para eso, quizá, deban renunciar a algunos de sus principios y no sé si están dispuestos. Aunque, quizá se encuentren cómodos en estos resultados y hayan cumplido ya sus objetivos.
Garzón, en mi opinión ha confundido la humildad con el victimismo fraterno. Lo tiene complicado porque la humildad es un ingrediente necesario para la buena comunicación; pero también es cierto que quien te escucha, le gusta apuntarse a caballo ganador y para eso,
muchos de los suyos, ya tienen a Podemos.
Sánchez habrá de mejorar en humildad en su discurso, aunque para ello ya ha entrado de lleno (una vez más) en el más puro estilo Obama con bandera nacional y de la mano de su esposa sobre el escenario. No está mal el intento. Ahora toca el discurso.
Y Rivera, cuya puesta de largo se ha producido este fin de semana. Hasta ahora es el que mejor ha puesto en práctica la humildad en el mensaje. También, no es menos cierto que es el que más fácil lo tiene, de momento. Con las maneras de Obama en lo sustancial y una escenificación espartana y austera, conocemos sus primeros paseos en público con su pareja el mismo fin de semana que es noticia por su candidatura a la presidencia del gobierno.
Lo dicho, seguiremos las carreras por la humildad de nuestros candidatos para comprobar si hacen caso a aquello que escribió Cicerón de "cuanto más alto estemos situados, más humildes debemos ser"

domingo, 14 de junio de 2015

Desalojo a "bastonazos"

Hoy La Vanguardia titula: "la izquierda desaloja al PP de las grandes ciudades" Curioso el término utilizado pero acertado. Y añado yo "a bastonazos" porque nunca como ayer han tenido tanto protagonismo esos objetos meramente protocolarios ya. Símbolo de la autoridad de los alcaldes, ayer fueron exhibidos en ofrenda a determinados grupos de asistentes en los recintos plenarios y a quienes se congregaron en manifestación callejera a las puertas de los ayuntamientos. Inteligente gesto de comunicación política; ahí queda la imagen, aunque los receptores de la ofrenda no sean todos los ciudadanos sino unos grupos muy determinados; "bastonazo"
Pero ayer hubo más "bastonazos".
Parece que, una vez más, el aparato propagandístico y mediático de los partidos de izquierda (incluidos mareas, plataformas y unidades populares) han sido más eficaces que los de la derecha. Lo digo, porque salvo que alguien me saque del error, es lo que más se ha oído, más ha sido noticia y más columnas ha ocupado; "bastonazo"
El mismo día de la constitución de los nuevos ayuntamientos, la "agenda temática" está dominada por eliminación de coches oficiales (también bicicletas), racionalización-reducción de sueldos y actos de revisión de proyectos; otro "bastonazo" (espero que a la clase periodística no se le estropeara la grabadora; por si hay que revisar algo de lo dicho ayer en algún ayuntamiento)
Ayer ha sido el día de los ciudadanos o de la ciudadanía, como se dice ahora. Sobre todo de la que salió a la calle para marcar inmediatamente diferencias con la iglesia católica (véase Santiago de Compostela), de la que salió a insultar (véase Valladolid), o de la que sigue viendo con buenos ojos a ETA y el independentismo (véase Pamplona). Desgraciadamente no se escenificó que fuese el día de los silenciosos que callan cuando alguien anuncia la paralización de proyectos o que los ahorros hay que ponerlos al servicio de la sociedad a través de una banca pública; "bastonazo"
La cuestión, una vez más, en mi opinión ha girado en torno a las estrategias de comunicación y los comunicadores, donde la derecha ha vuelto a perder (aunque, en su conjunto, ganara las elecciones) 

jueves, 28 de mayo de 2015

La acertada reacción de Rajoy el 25-M

Hoy más que de cuestiones técnicas, me apetece escribir un artículo de opinión. 
Después del estrés de la campaña electoral y a la vista de los resultados, las voces han sido muchas en contra del Presidente del Gobierno y del PP por su reacción ante esos resultados. ¿Acaso podía hacer otra cosa?
Una vez más la opinión pública, llevada por la publicada, ha afectado a las reflexiones de dirigentes y ciudadanos. Ganan los que pierden, pierden los que ganan... No es la primera vez que ocurre. Pero esta vez, curiosamente, ha sido Rajoy el blanco de todas las iras irreflexivas. 
Los resultados no han sido buenos, porque se han perdido votos, pero sobre todo, para muchos porque se pierde poder, Esto es lo único que se ha sopesado. La pérdida de poder, en muchos casos a manos de la suma de minorías cuyo único objetivo ha sido desalojar al PP.
¿Dónde está el análisis del número de sufragios que aún respaldan al PP convirtiéndolo todavía en partido mayoritario? Evidentemente ha de haber algún movimiento, recambio y corrección, sobre todo en aquellos lares donde el resultado ha sido más duro. Pero creo que hace bien el Sr. Rajoy lanzando un primer mensaje precisamente a aquellos que han votado a su partido. No puede descuidarlos. No puede salir derrotado ante aquellos que con su voto le han hecho ganar unas elecciones, esta vez, eso sí, sin mayorías absolutas.
Arremeter contra agentes externos no es la solución. ¡Claro que tendrá que tomar medidas, ajustar sus mensajes y estrategias de comunicación. Incluso mover el banquillo!. Pero lo primero es lo primero, y el día 25 de mayo sólo él tuvo la habilidad de lanzar un mensaje a sus votantes. Sólo desde ese amplio suelo podrá remontar. Si ese suelo se quiebra, seguirá descendiendo, como les  pasó a otras formaciones políticas años atrás, o como les ha pasado a varias estas elecciones.
Las estrategias de comunicación y la gestión de recursos humanos en las grandes compañías no se hacen a golpe de "picos de fiebre" y a corto plazo, sino más bien con templanza y con la mirada siempre puesta en el futuro. En cualquier caso, siempre, cuidando y mimando al cliente, que viene a ser el principal activo de la empresa. Si hay desamparo, llega el abandono.

domingo, 5 de abril de 2015

¡Qué estrés! Seguimos en campaña

Hoy comparto contigo una reflexión escrita al día siguiente de las elecciones andaluzas. Hasta hoy no me había sido posible publicarla. Espero que no te resulte extemporánea. 
Hace tiempo que nació entre los políticos y los consultores el concepto de campaña permanente. No sé si englobando este concepto, alguien pudo predecir algo parecido a este paroxismo electoral al que estamos sometidos durante este 2015.
Ya hemos empezado por Andalucía. Y a falta de lo que nos queda por vivir, quiero pararme aquí. No para analizar lo que ha pasado y cuáles han podido ser sus causas. Mucho menos me voy a aventurar a predecir lo que va a pasar (para eso ya están las "encuestas"). Hoy quiero fijar mi atención, y la tuya, querido lector, en cómo han llevado a cabo sus reacciones ante los resultados, las diferentes opciones políticas.
Es evidente que todos han actuado bajo un estrés (para algunos postraumático) que, desde mi punto de vista, ha hecho poco creíble sus mensajes.
No deberían olvidar los partidos políticos que en dos meses los ciudadanos volvemos a estar convocados a las urnas y que la reacción transmitida en clave nacional tras las elecciones andaluzas, también cuenta de cara, ya, a los próximos comicios municipales y autonómicos.
A pesar de las interpretaciones interesadas, lanzadas por los diferentes medios de comunicación y sus periodistas, cada vez menos, el cuerpo electoral es permeable a sus comentarios sesgados. Cada vez más, el ciudadano tiene su propio criterio  a la vista de lo que se le pone en la parrilla televisiva, eso sí. 
Por este motivo no entiendo por qué algunos se empeñan en mostrar una realidad inexistente a los ojos de la mayoría.
Pienso que sería más efectivo haber lanzado mensajes basados en los resultados objetivos realizando análisis sinceros, no exentos de autocrítica, buscando conectar, al menos, con su público. El reconocimiento, con humildad, del lugar en que los ciudadanos han colocado a cada uno, hubiese sido más efectivo para los intereses de cada cual. Empeñarse en otra cosa no es rentable.
En esta tesitura, tan solo C´s y, en parte, Podemos, han realizado un análisis medianamente objetivo. Unos, reconociendo con humildad su entrada en el panorama político andaluz y, los otros, reconociendo que no han cumplido con sus expectativas.
Los demás, cegados por la soberbia o mirando para otro lado, no han sabido, ni siquiera, aprovechar lo positivo de sus respectivos resultados. Sin un ápice de autocrítica, lo que en estos tiempos no está bien visto por los ciudadanos.
Da la sensación de que todo este estrés hace cometer fallos de principiante. Nadie que quiera tener éxito hoy en unas elecciones puede separarse de la psicología del votante; tampoco en los análisis posteriores al día de la contienda. Deben formar parte también de la estrategia. No olvidemos que la campaña es permanente; este año más que nunca. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Lenguaje para candidatos

Tras unas semanas sin escribir, y resistiéndome a hacerlo, por el momento, de campañas electorales y debates del los diferentes "estados", la reflexión que quiero compartir está ligada al lenguaje. Al lenguaje que, creo, debieran utilizar los políticos en general y los candidatos en campaña electoral en particular.
Lo hemos debatido estos días atrás en los diferentes entrenamientos de oratoria que he tenido la oportunidad de llevar a cabo.

El lenguaje es el "conjunto de palabras y reglas gramaticales que nos permiten transmitir ideas, definir conceptos, evaluar términos y dialogar con nuestros semejantes".

Se trata, pues, de pedirles a nuestros candidatos que hagan la caridad de tener un dominio mínimo del lenguaje. Como además este vehículo del pensamiento lo realizamos en español, ¡estamos de suerte!, pues pienso que el español es el idioma más amplio y flexible para desarrollar nuestros pensamientos.

¿Cómo creo que se debería utilizar el lenguaje (siempre) sobre todo en campaña electoral? Acepto aportaciones, pero, para mí, las características básicas son la sencillez, la precisión, la claridad y la humildad. Sinceramente pienso que son las cualidades que deben primar en el lenguaje de un buen candidato.

Hablar con la sencillez necesaria para que un niño o nuestra abuela nos entienda. Para ello, nada mejor que utilizar lo más básico: sujeto, verbo y predicado. Los amantes de las subordinadas y de las yuxtaposiciones son bienvenidos en la literatura y (cada vez menos) en las aulas de la Universidad, pero no en la política.

La precisión es importante. Utilizar el lenguaje de manera sencilla para explicar el qué, quién y para qué, el cuándo, cómo, dónde y porqué ayudará a conseguir que el lenguaje colabore en algo tan importante como es la credibilidad de quien habla. Importante para un candidato, ¿no?.

La claridad en el lenguaje consiguiendo que el mismo se convierta en la cárcel de nuestros pensamientos hace también al político más creíble. Para ello es recomendable ser conocedor de nuestro rico idioma. Mi consejo: leer. No tengo otro. Lo siento por los políticos que se ciñen a enriquecer su vocabulario a base de una lectura rápida y somera de los periódicos y de la escucha de las tertulias mediáticas.

Por último, la humildad. Definida en nuestro diccionario de la RAE como "virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento" ¡Cuánto más ganarían algunos personajes públicos si fuesen capaces de poner en práctica la humildad!. Ganarían en capacidad de convencimiento porque la humildad es una de las puertas que abre el corazón de las personas. Ganarían en credibilidad porque se aproximarían más a la "psicología del otro" haciéndole sentir más próximo y más identificado con él.

Son reglas clásicas, queridos amigos. Como casi todo lo que cuento aquí. Pero, a veces, olvidadas.


De acuerdo que con esto (sólo) no se ganan elecciones, pero... ¡qué quieren que les diga!, quienes están del lado del cuerpo electoral como sujetos pasivos y receptores de tanto mensaje, se sentirán más cómodos, menos agredidos; y eso... siempre ayuda.

domingo, 1 de febrero de 2015

El discurso (rap) de Pablo Iglesias en Sol. Nada nuevo.

Una más sobre discursos. Quizá también otra inevitable. Como siempre con la intención de analizar la intervención técnicamente y desde el punto de vista de la comunicación. 
Lo escuchado y visto ayer en la Puerta del Sol a P. Iglesias, desde el ámbito de la oratoria y desde el prisma de la comunicación política no constituyó ninguna novedad. Eso sí, está claro que algunos, muchos probablemente, piensan que sí. No estoy diciendo con esto que lo ocurrido este sábado no sea importante.

El discurso, ha sido construido de manual. De manual clásico, cosa que me congratula. Con una captación inicial del público, congregado y entregado, muy bien pensada: "qué bonito es ver a la gente haciendo historia. Es emocionante ver al pueblo sonreír en la Puerta del Sol" . Estarán conmigo que es una muy buena manera de centrar la atención del auditorio. De paso, daba por sentado "su" propósito: "hacer historia" (muy propio de liderazgos férreos y agresivos), aunque la cifra de los llegados de todo el territorio nacional haya estado en torno a 150.000 según el medidor de El País. Desde luego la cifra no es despreciable pero no se acerca a las expectativas. Además, a los tiempos que vamos, ojo con determinadas exhibiciones. El efecto sobre la comunicación política de algunas acciones puede ser muy caprichoso.

El relato está perfectamente encajado sobre la técnica de vender sentimientos y no ideas, con una frase que se repite a la perfección: "hay que soñar, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños". Pero nada nuevo. No vamos a recordar aquí el gran número de discursos políticos que giran en torno a los sueños y la esperanza. Además seguro que a muchos de ustedes ya les ha venido a la mente Martin Luther King. Sueños y esperanzas que han buscado ser referente identitario a través de un guión literario, jalonado de autores e imágenes literarias (incluidos personajes).

Bien empleados recursos y elementos retóricos, han acudido sin ambages y por derecho al corazón de los asistentes y de quien les haya querido escuchar. Nada nuevo tampoco. Ha faltado oír el "a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió". Eso sí, todo muy al estilo de grandes personajes del celuloide como ese Williams Wallace en "Braveheart", el personaje de Al Pacino en "Un domingo cualquiera" o Gladiator en la batalla germana. Por supuesto sin abandonar estilos como el de Alejandro Magno o, como es lógico, su antiguo referente B. Obama en su propio "yes we can" y su discurso del cambio queriendo hacer de la Puerta del Sol, Iowa. 
Mensajes tan directos al corazón que en nada se diferencian de mensajes como este: "...somos enemigos del sistema capitalista de hoy, con su explotación de los económicamente débiles, con sus sueldos inferiores, con su indecente valoración del ser humano según las propiedades que posea, en vez de su sentido de responsabilidad y forma de actuar..."  (Alemania 1 de mayo de 1927). Nada nuevo, pues.

El cierre de la intervención apelando a la patria y al patriotismo, es atrevido y por eso lo considero muy acertado. A algunos de los presentes quizá les sonó raro, pero no es menos cierto que ha sido el único concepto transversal que se ha lanzado dado que el resto de mensajes ha circulado entre "arriba y abajo", "ricos y pobres". Probablemente es lo que se ha buscado. Conseguido.

En otro orden de cosas, el discurso de P. Iglesias ha sido correctísimo en cuanto a duración se refiere, cosa que es rara y de agradecer en un orador político.
Su imagen, en cuanto a indumentaria, perfecta en tanto en cuanto es la imagen que pretenden vender. ¡Por cierto! hacía tiempo ya que no escuchaba a nadie utilizar el uso de la corbata y la gomina como imagen para esconder un mensaje. Vieja herramienta, nada nuevo.
En cuanto a la lectura del discurso, fue caótica. Perdió muchos momentos de poder mirar a su auditorio. Daba la sensación de que no se lo había preparado.
Su lenguaje no verbal fue casi inexistente, secuestrado por la necesidad de tener que sujetar los papeles con la mano, debido al viento y a lo desproporcionado del tamaño del papel con la superficie libre del atril.
Me ha resultado curioso su ritmo y tono. En ocasiones he tenido la sensación de estar escuchando un rap. Si es lo que estaba buscando, por aquello de encajar su ritmo de discurso en uno de los ritmos más de moda entre los jóvenes, enhorabuena; lo ha conseguido.
La puesta en escena, austera, lo cual me parece muy bien; aunque la imagen de esos "dirigentes" en plan escolta, tan de comité, vuelven a recordarme viejos escenarios.

Hasta aquí mi análisis. No sé..., me recuerda todo demasiado al Felipe González de principios de los 80. Nada nuevo. Un mérito, eso sí: creo que están copiando a los mejores y consiguiendo una comunicación política exitosa.
Otra cosa son los efectos de este tipo de discursos y movilizaciones.
Algunos deberían pensar cómo es posible que les estén adelantando por la izquierda con, otrora, sus mismas herramientas y sus mismos discursos.
Otros deberían revisar por qué hay un porcentaje no desdeñable de votantes propios que optan por cruzar al otro lado.
Los ciudadanos deberemos pensar si en nuestras decisiones como ciudadanos libres debe pesar más la razón o el corazón.

domingo, 25 de enero de 2015

Rajoy: el (único) discurso posible

La noticia relevante de nuestro país hoy, ha sido la clausura de la Convención nacional del Partido Popular a cargo del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Parece obligado hacer algún comentario precisamente en un blog como este.
Dadas las capacidades del Presidente en cuanto a lenguaje corporal y no verbal, es muy probable que este haya sido uno de los discursos posibles. 
Está claro que al Presidente le cuesta mostrar sus manos abiertas mientras habla y prefiere esconderlas recogidas en sus puños, trasladando un mensaje de contundencia permanente (demasiado permanente, diría yo). 
Su expresión facial es la que es, por lo que tampoco podíamos esperar más, ni siquiera mayor simpatía. 
Desde el punto de vista de la elocución, para lo complicado de la redacción de algunas frases, creo que ha salido bien parado, si exceptuamos algún "hablar" por "hablad" que se le ha colado justo al final. 
Podemos discutir si ha mirado o no en exceso a los papeles, pero pienso que ha dominado los momentos adecuados e importantes en los que era obligado mirar al auditorio. 
En cuanto al tono a lo largo de la (larga) intervención, ha sido capaz de mantenerlo y modularlo (a su manera) para incidir en lo que él ha creído que era más relevante. 
Para captar la atención en las cuestiones relevantes ha utilizado, en mi opinión de manera inteligente, la pregunta retórica dirigida al auditorio. Quizás no hubiese estado de más el uso de algún otro recurso para captar la atención más allá de algún giro coloquial.
Las proposiciones y la argumentación han estado bien estructuradas aludiendo a lo que son los temas de interés del ciudadano y enmarcando los asuntos que al Gobierno le interesa remarcar.
La "pelea" con el adversario ha estado presente a lo largo de todo el relato. Tanto que en algún momento ha podido sonar demasiado a la defensiva. Cierto que, en todo caso, las descalificaciones y las críticas hacia esos adversarios han sido, como siempre en Rajoy, un ejercicio de fina ironía, con uso de elementos y mecanismos retóricos que domina a la perfección.
Sólamente hay una cosa que no entiendo, y es la mención al Sermón de la Montaña que lo utiliza como comparación para descalificar.
Algo en lo que el Presidente Rajoy no termina de ser un especialista (y creo que es algo que debería trabajar) es en la captación inicial y la conmoción final. Su arranque, en el exordio de su discurso, no capta de manera suficiente la atención del auditorio. En el final, olvidándonos que sigue haciendo esa cosa tan fea de anunciar que va a terminar cinco minutos antes de hacerlo, lo intentó con esa alusión a la España de la que hay que hablar. Al menos para los congregados en la convención ese "hablad de España" creo que ha servido.
Mucho más meritorio para mí, ha sido la mezcla que ha pigmentado todo su discurso con las ideas de valentía, orgullo y humildad. Sinceramente, creo, ése ha sido el acierto. Con lo que está pasando en Grecia a estas horas, quizás esa combinación a la hora de exponer abiertamente sus acciones, sea, tal y como es el Presidente, la única forma de llegar al corazón de una mayoría de españoles con claridad y credibilidad. El único discurso posible.

domingo, 18 de enero de 2015

¡Un poquito de por favor!

Elijo la frase que popularizó el actor cordobés Fernando Tejero para compartir contigo, que estás leyendo esta entrada, un deseo para este 2015 que ya ha echado a andar.
De todos es sabido que en España habrá varias ¡fiestas de la Democracia! durante este año. Los ciudadanos estamos llamados a ejercer en varias ocasiones nuestro derecho al voto. Eso significa que también quienes aspiran a obtener legítimamente la representación ciudadana, ejercerán también su derecho a dirigirse a los ciudadanos con sus críticas y sus propuestas de acción política. En definitiva, tendremos que asistir (no queda más remedio) al desarrollo de las correspondientes campañas electorales. Seguro que disfrutaremos todos de este "juego" democrático que, sin duda, consolidará aún más nuestra democracia.
Y aquí viene mi deseo: un poquito de por favor. Me refiero al diseño y ejecución de las campañas electorales. 
Un gran consultor y profesor (al menos para mí lo es), Daniel Eskibel, nos contaba en sus clases magistrales (y lo ha dejado escrito en sus obras), que una campaña electoral debe ser clara y sencilla; y dirigida a las mayorías.
Deseo, pues, que nos encontremos con políticos claros, mensajes claros y campañas claras. Que sean entendibles. Que nos cuenten, tal cual, qué y cómo pretenden desarrollar su acción política si son elegidos. Cómo y de qué manera van a trabajar por el bien común de la colectividad y por los intereses de todos y cada uno de los ciudadanos. Sin mentiras, sin perífrasis, sin retóricas añejas.
Deseo encontrarme sencillez. Y como la claridad, espero que esa sencillez llegue a los candidatos, a los mensajes y a la campaña electoral en sí. Creo que los ciudadanos no quieren que se les hable desde el púlpito. Hoy más que nunca, el voto del ciudadano quiere ir a aquél que sea su par, a aquél en que se ve reflejado con sencillez. Y recuerden que la sencillez va siempre muy unida a la humildad y a la capacidad de encajar la crítica. Esperemos que el ciudadano no sea agredido por la mala utilización de tantas herramientas disponibles hoy en día. A ver si no nos encontramos con sobre-dimensionamientos y exageraciones que ya no cuelan.
Sería deseable (otro deseo), encontrarse con políticos, mensajes y campañas que no traten al elector como una minoría. Es evidente que los partidos deben segmentar, pero ¡por favor! diríjanse a las mayorías para que haya ganadores y no vencedores
tras las elecciones. Recuerden que luego se gobierna para todos (o al menos así debe ser)
Creo que si se cumplieran mis deseos anteriores, ganaríamos en tranquilidad y sosiego. Disfrutaríamos del juego limpio. No existirían dudas sobre nuestra estabilidad futura.
El político, mensaje y campaña que cumpla con mis deseos creo que estará en el camino más correcto. El que además sea  capaz de "entretener" al electorado, tengo la sensación, se situará en los puestos de cabeza.