👉Ya estamos todos contentos. Joe Biden y Kamala Harris se han hecho con las riendas de Estados Unidos. Estamos abocados a un periodo de felicidad infinito. La vida nos sonríe. Lo demás no importa. Un señor de 77 años que lleva desde los 29 dedicado en cuerpo y alma a la política mostrará al mundo la nueva forma de liderar el país más poderoso de occidente. Tranquilos porque contará con la ayuda inestimable de su compañera de fórmula Kamala Harris, la nueva heroína del pueblo.
👉Ante tan magno advenimiento, nada importa que la pandemia siga desbocada. ¿A quién le preocupa que nos vayan perimetrando cada vez más? Gran parte de la hostelería nacional paralizada. Nuestros sanitarios quemados por la segunda ola de estrés. ¿Y?
👉En un mundo, ya ideal, podemos asumir sin rechistar un ataque directo a la libertad de educación. Sin duda que el idioma que nos une, quede relegado en la enseñanza y al margen de lo preceptuado en el artículo 3 de nuestra Constitución no es transcendente en nuestro nuevo mundo.
👉Ser feliz ahora es asumir de buen grado una subida de impuestos en los albores de una quiebra económica y social descomunal, aunque las conductas y las vidas personales de muchos de nuestros dirigentes no sean especialmente ejemplificantes. Basta con pedir perdón para seguir habilitado en el cargo.
👉Nuestra complacencia como buenos ciudadanos conlleva seguir agachando la cerviz y dar por bueno el blanqueo de terroristas e independentistas, asumir revueltas, ataques a edificios oficiales y agresiones a negocios privados.
👉Los causantes de la polarización social se revelan como los grandes conciliadores desenterrando, proyectando derribos e imponiendo minorías.
Lo mejor de todo es que tenemos quien vele por la verdad oficial, quien nos fije los colores adecuados de la ropa de nuestros hijos y nos dé de comer en las ignominiosas “colas del hambre”.
👉Mientras tanto, qué mejor introductor para nuestro monarca en Bolivia que el Vice segundo del gobierno.
🙏Gracias Joe. Gracias Kamala. Y tú, amigo, no seas facha y sé feliz.
P.D. Canalizado mi enfado, ¿alguien sabe qué se puede hacer para salir de este albañal?