Hoy más que de cuestiones técnicas, me apetece escribir un artículo de opinión.
Después del estrés de la campaña electoral y a la vista de los resultados, las voces han sido muchas en contra del Presidente del Gobierno y del PP por su reacción ante esos resultados. ¿Acaso podía hacer otra cosa?
Una vez más la opinión pública, llevada por la publicada, ha afectado a las reflexiones de dirigentes y ciudadanos. Ganan los que pierden, pierden los que ganan... No es la primera vez que ocurre. Pero esta vez, curiosamente, ha sido Rajoy el blanco de todas las iras irreflexivas.
Los resultados no han sido buenos, porque se han perdido votos, pero sobre todo, para muchos porque se pierde poder, Esto es lo único que se ha sopesado. La pérdida de poder, en muchos casos a manos de la suma de minorías cuyo único objetivo ha sido desalojar al PP.
¿Dónde está el análisis del número de sufragios que aún respaldan al PP convirtiéndolo todavía en partido mayoritario? Evidentemente ha de haber algún movimiento, recambio y corrección, sobre todo en aquellos lares donde el resultado ha sido más duro. Pero creo que hace bien el Sr. Rajoy lanzando un primer mensaje precisamente a aquellos que han votado a su partido. No puede descuidarlos. No puede salir derrotado ante aquellos que con su voto le han hecho ganar unas elecciones, esta vez, eso sí, sin mayorías absolutas.
Arremeter contra agentes externos no es la solución. ¡Claro que tendrá que tomar medidas, ajustar sus mensajes y estrategias de comunicación. Incluso mover el banquillo!. Pero lo primero es lo primero, y el día 25 de mayo sólo él tuvo la habilidad de lanzar un mensaje a sus votantes. Sólo desde ese amplio suelo podrá remontar. Si ese suelo se quiebra, seguirá descendiendo, como les pasó a otras formaciones políticas años atrás, o como les ha pasado a varias estas elecciones.
Las estrategias de comunicación y la gestión de recursos humanos en las grandes compañías no se hacen a golpe de "picos de fiebre" y a corto plazo, sino más bien con templanza y con la mirada siempre puesta en el futuro. En cualquier caso, siempre, cuidando y mimando al cliente, que viene a ser el principal activo de la empresa. Si hay desamparo, llega el abandono.