martes, 21 de noviembre de 2023

¿Sería un referéndum la solución?

Las lecturas que manejé el pasado fin de semana entre nieblas y paseos, me recordaron que se cumplían en España 90 años de la primera vez que se ejercía el sufragio universal y las mujeres pudieron votar. Imagino la sensación de aire puro, frescura y libertad que se respiró en ese momento. Probablemente inimaginable, afortunadamente, por las mujeres de la generación de mis hijas que ya nacieron en plena consolidación del régimen constitucional del 78.

Foto Agencia Efe

Este mismo fin de semana hemos visto cientos de miles de personas en Madrid que se han sumado a las decenas de miles que se han ido manifestando también semanas atrás por todo el territorio nacional. Todo ello, como sabes, por mor del arranque de la tramitación de la Ley de  Amnistía para quienes participaron en la sublevación del llamado “procés” de Cataluña.

Muchos han sido los gestos, declaraciones y comportamientos (puestas en escena) que se han analizado y comentado. No voy a profundizar en ello.

Llevo tiempo sin publicar en este rincón y hoy lo hago no para hablar como profesional de la comunicación. Me he deshecho de perezas y faltas de tiempo porque necesitaba desahogarme de manera sosegada y, para mí, eso significa obligarme a escribir alejado de estridencias donde el relato pretende matar a la creencia.

Ahora que Sánchez ha logrado formar gobierno de forma legítima, que ya tiene su equipo para los próximos años, me apetece escribir y contarte que, para mí no es legítima ni justa la ley de amnistía que se propone.

Que yo sepa, una amnistía no significa sólo perdón, sino que va más allá; significa reconocer que aquellos actos por los que alguien ha sido condenado no fueron delito lo que conlleva una deslegitimación y rechazo del ordenamiento jurídico por el que fueron condenados. Eso, ni más ni menos, es lo que se llevó a cabo en los albores de nuestra democracia procediéndose, con la amnistía, a deslegitimar el régimen anterior.

Esta amnistía que se pretende hoy en día no me parece justa, moralmente, por sus pretendidos efectos, pero tampoco legítima. La representación democrática no es un cheque en blanco. Dudo mucho que una gran parte de los votantes del PSOE lo hubieran hecho de no habérseles ocultado esa intención. Es más, no sólo se les ocultó, sino que, además, se les dijo claramente que era algo con lo que se estaba en contra radicalmente.

La primera vez que tuve edad para votar lo hice en el referéndum de la OTAN. Fue precisamente la presión de la opinión pública y el cambio de opinión de Felipe González y el PSOE sobre la conveniencia de la permanencia en la organización militar la que condujo al referéndum de 1986. Pues bien, ¿por qué no hace lo mismo Sánchez y con la legitimidad que le han dado los resultados electorales somete a referéndum consultivo (artc. 92.1 C.E.) la decisión de tramitar una ley de amnistía por lo hechos del “procés”?

El artículo 92.1 dispone que las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos. ¿No se argumenta ahora que hay que darle al “problema” una solución política?  

Ello, políticamente al menos, le otorgaría legitimidad, al margen de las oportunas interpretaciones judiciales que deberán llegar vía los tribunales de justicia y las consideraciones morales que libremente seguiremos teniendo cada españolito mientras nos dejen.

Ello, estoy seguro, nos traería una sensación de aire puro, frescura y libertad como la que debieron sentir los españoles, ahora hace 90 años.