domingo, 22 de abril de 2018

¿Esto es fútbol?


Nunca me han gustado los cuneros (paracaidistas los llaman otros), sobre todo en las elecciones municipales. Aunque la realidad impone a los partidos políticos usarlos en aquellas circunstancias en las que no son capaces de confeccionar una lista de personas del lugar bajo sus siglas; o cuando, desgraciadamente, el terror o el miedo lleva a que ningún ciudadano se atreva a dar la cara en su localidad por unas ideas, aunque sea para trabajar por el bien común.. También suele ocurrir en municipios con poca población donde cada vez es más difícil encontrar personas con ganas de dedicar tiempo y dinero a la cosa común. Pero en fin, no es el caso. 
Debo mostrar mi asombro por el anuncio de la posible candidatura de Valls a la alcaldía de Barcelona. Definitivamente la falta de respeto al electorado y a las instituciones que lo representan no tiene límites. O quizá el show, el espectáculo, ha llegado a tal nivel, que ahora la cosa va a ir de fichajes estrella. (En España, porque en Francia el señor Manuel Valls está hecho fosfatina, que yo sepa).
Y mi comentario de hoy tampoco va de nacionalidades (desconozco si el Sr. Valls mantiene también la nacionalidad española además de la francesa). Ni siquiera de hacer comparaciones (porque no procede) con la estancia de Pepe Botella y su reinado en nuestro país. La situación, de parecerse a algo, es más como un equipo de fútbol en busca de jugadores excepcionales y mediáticos que hagan crecer las arcas del club; o como esos clubes de fútbol adquiridos a golpe de talón por cualquier multimillonario, como el PSG, por ejemplo. En Francia puede que estén ligeramente acostumbrados a este tipo de maniobras, pero a mi, personalmente, me parece un espectáculo.
Porque esto va de ofrecer al ciudadano, al pagano de los impuestos, al que deposita su confianza para ser
representado, el mejor de los tuyos de entre ellos, el más adecuado de los tuyos, pero para ellos, pensando en ellos y en los intereses de ellos en su conjunto.
En mi vida como asesor y consultor político siempre he intentado marcar lo que, honradamente, he pensado que deben ser los perfiles adecuados que a cada ámbito correspondiera. Para mí, la política local, la política municipal siempre ha sido la madre de todas las políticas. Conozco muchos políticos que piensan que para llegar a las más altas responsabilidades políticas debería ser obligatorio haber pasado por una concejalía (Y no creo que vayan desencaminados). Y ojo, que esto lo cumple el Sr. Valls, pero en Francia, claro.  
Y es que en el caso que nos ocupa, se debería pensar en alguien con notoriedad "local". Conocido realmente  por los ciudadanos-votantes. Alguien de demostrado interés y conocimiento de la localidad que pretende capitanear. Alguien que sienta los colores de su ciudad, es decir, los problemas, inquietudes y oportunidades que la ciudad y sus vecinos ofrecen. No sé si el Sr. Valls, aún siendo poseedor de la Gran Cruz de Isabel la Católica y de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, reúne las condiciones. Después de toda una vida en Francia, ¿va a trasladar su residencia permanente a la ciudad que pretende dirigir?. ¿Pretende ser alcalde o concejal de lunes a viernes? Me gustaría saber que ocurrirá si Manuel Valls se presenta a la alcaldía de Barcelona y los ciudadanos le dejan en la oposición; ¿va a permanecer los próximos cuatro años defendiendo los intereses de sus votantes y de Barcelona?, ¿desde un escaño en la oposición?. Por otro lado, ¿tan poco valen, tan poco les valoran a los afiliados de Barcelona de C`s que tienen que buscar el candidato en Francia? ¿Y las primarias? ¿Se merecen eso los barceloneses?
No sé, sinceramente no lo veo. Por eso me parece una operación no de marketing, no de comunicación, sino de puro espectáculo. Sigo pensando que no debería valer todo, pero en fin... la legitimidad no es el motor de la historia y mucho menos en estos tiempos de la posverdad. Y por ello, aprovechando la fecha... "cosas veredes, amigo Sancho"

domingo, 8 de abril de 2018

La importancia del encuadre


Seguro que estás de acuerdo conmigo en que es imprescindible seguir de cerca, en cualquier profesión, los estudios y trabajos que en el campo académico y de investigación llevan a cabo sobre las materias que manejas en tu día a día profesional los académicos e investigadores. En la Universidad española tenemos la suerte de contar con grandes profesores e investigadores en comunicación (y más concretamente en comunicación política). Este fin de semana he disfrutado con trabajos de Jordi Rodríguez-Virgili, Teresa Sádaba y María Teresa La Porte, entre otros, y ello me ha animado a escribir esta vez sobre el "Framing", sobre el encuadre, el marco..., sobre su importancia.
Por si alguno se lo pregunta, la teoría del "framing" viene a ser la interpretación de la realidad en función de unos principios compartidos socialmente y referido, fundamentalmente, a los medios de comunicación. Algo así como "los modos de acercarse a la realidad". Ya sabes, esa realidad que es única, pero que se puede interpretar e incluso puede llegar a parecer otra cosa, lo que la convierte en otra realidad diferente para el receptor de un mensaje.
Pienso que, en los últimos tiempos, el concepto de "framing" adquiere cada vez más importancia en el escenario político.
A efectos prácticos, por ejemplo, nótese que Putin ha superado el 70% del apoyo de los sufragios emitidos. ¿Alguién da más? Un tipo que lleva 20 años gobernando una gran nación, se reivindica como el defensor del mito de la gran Rusia: "Tenemos que recuperar nuestro lugar en el mundo". Un tipo que lleva 20 años gobernando una gran nación se convierte en el faro, en el guía de la esperanza de futuro: "os ofrezco esperanza". 
En España, una presidenta autonómica está zozobrando y, sin embargo, otros personajes de la vida política española (sin ir más lejos el que parece contrincante en su misma comunidad autónoma) con iguales o "peores" realidades han gozado de "frames" más benévolos. 
Igualmente podríamos decir de los índices de reconocimiento del actual gobierno español. ¿Cómo es posible que con las cifras de crecimiento económico y recuperación de empleo estén tan bajos? Quizás tenga que ver que no consiguen enmarcar la realidad en resonancias culturales, personales y mediáticas correctas, de tal forma que el ciudadano termina por percibir "otra" realidad. "La representación hace al objeto perceptible al sujeto", y ya sabes, las cosas no son lo que son, sino lo que parece que son.