He tenido la suerte de conocer una historia que me ha llenado de emoción y que no me resisto a compartir.
Pedro Bello Díaz |
Mi amigo Pedro Bello Díaz, natural de Trabadelo (Bierzo-León) y emigrante en Argentina desde su más atrevida juventud me contó hace un par de días el relato que yo te traslado y que vivió en primera persona cuando comenzaba a convertirse en el "Rey de la papa frita" en Buenos Aires gracias a sus prósperos negocios de hostelería. Hoy Pedro es el presidente de las Sociedades Castellanoleonesas de Argentina.
El caso es que allá por los comienzos de los años 50 del siglo pasado, la colectividad española en Buenos Aires andaba con no pocas desavenencias.
En el bar "El español" se reunían los partidarios del Régimen y en el "Iberias" los partidarios de la República. Ambos bares en la gran avenida de mayo de la capital porteña; ambos escenario de alguna que otra "noble pelea, pugilato incluido"
Camiseta del Deportivo Español |
Mentes preclaras, generosas y buscadoras del bien común no tardaron en encontrar la solución: había que crear un equipo de fútbol. Se buscó el terreno neutral del bar "La Mezquita" en la calle Libertad y Bartolomé Mitre (a unas cuadras de los anteriores) para las reuniones preparatorias oportunas. Y así nació, el 12 de octubre de 1956 el Deportivo Español, presidido por Soler Camino.
Pero no se conformaron con crear el equipo de fútbol. Había que construir también el campo. Dicho y hecho. Todos manos a la obra; los del español y los del iberias. Todos juntos construyeron el campo de fútbol anhelado sobre un humedal de 14 hectáreas. Utilizaron los domingos, su día de descanso para colaborar en la tarea común de tener un equipo de fútbol, con su campo incluido, que les recordara permanentemente la Nación que les vio nacer. Unos aportaron el trabajo, otros ayudaron con aportaciones económicas, muchos ayudaron con un saco de cemento...
Españoles fuera de su Patria trabajando juntos por encima de sus propias ideologías por algo que les unía.
Escudos del Deportivo Español de Buenos Aires |
Puro sentido común. A ver si aprendemos, que ya está todo inventado; basta no olvidarnos de nuestra propia historia.
De lo de Trump, por supuesto, ya habla el resto del planeta.