En esta entrada, casi obligada,
sólo quiero compartir impresiones que me dejó la noche electoral a la vista de la
reacción de los principales líderes, una vez conocidos los resultados.
Jugar con las expectativas sin
ser conscientes que éstas pueden jugar un papel central el día después, supone
arriesgar mucho en una partida tan abierta. Jugar con las expectativas sin
tener en cuenta el efecto que juegan en la psicología del conjunto de
individuos es lanzarse a una piscina sin conocer su profundidad. Sé que es difícil
resumir en una sola imagen el mensaje interior que alguien no quiere
transmitir. Aún así, arriesgo estos párrafos con la intención de escribir sobre
comunicación no verbal, puesto que de predicciones políticas y posibles
soluciones, aún sería mucho más arriesgado.
Si bien, como casi siempre, hubo
varios ganadores, es evidente que ayer hubo un claro perdedor que partía con
desventaja por cuanto ya tuvo que hablar de remontada durante la campaña electoral.
Los pronósticos se cumplieron y nadie de la formación naranja se molestó en
disimular los sentimientos de tristeza y frustración, cosa que es de agradecer.
Entre los vencedores, ahí sí
podemos encontrar imágenes que nos trasladen mensajes que quizás no era su
intención trasladar. Por ejemplo, Abascal que no podía disimular su sonrisa por
la gesta realizada, tendría que explicarnos por qué su gesto y sus dedos usando
el símbolo de la victoria no son contundentes, sino que son más bien tímidos y
desconfiados. ¿Ha superado tanto sus expectativas que ni él mismo se lo cree?
¿Ha cumplido sus expectativas de voto pero no su objetivo de desalojar a
Sánchez?
Iglesias y su gente, que han
aguantado bien el tirón, aparecen pertrechados con posturas defensivas y
apiñados como siempre. Con poca gestualidad en las manos de su líder, nos
muestran lo compacto de su grupo, recelosos y a la defensiva. ¿Tienen miedo de
que Sánchez los vuelva a dejar fuera de un gobierno de coalición y no se
cumplan sus expectativas? ¿Es una forma de decirle a Sánchez aquí estamos y no
has podido con nosotros?
En las filas de Casado hubo
momentos para todo. Han mejorado resultados y pueden consolidarse como oposición
con 88 diputados. ¿Realmente eran esas las expectativas o se habían fijado en
llegar a los 100 diputados? ¿Quizás por eso se traslucían rostros de
resignación que se querían borrar a base de sonrisas mecanizadas?
Sánchez, por su parte, con
aparente tranquilidad dejó entrever la rabia a través de su puño bien prieto y
el dedo acusador, que combina con una mirada profundamente seria y amenazante, avisando de que esta vez piensa salirse con la suya de
gobierno progresista, aunque su estrategia y sus expectativas de crecer en
votos y en escaños ha fracasado estrepitosamente.
Por último, el recién llegado Errejón
y gran parte de sus compañeros,
no han podido ocultar su tristeza, aunque nos hayan vendido
que sus expectativas consistían simplemente en meter la cabeza en el Congreso.
¿Realmente es lo que transmiten sus rostros y esos hombros encogidos con los
brazos semiflexionados y las palmas de las manos hacia arriba? (creo que no)
P.D. Mientras pensaba estas
líneas me llega la noticia de la salida de la política de Albert Rivera. Pienso
que es un gesto que le honra. Muy pocos han sabido hacer lo que él acaba de
anunciar. Al margen de sus errores, le agradezco todo lo que ha hecho en estos
años por Cataluña y por España. Y, por supuesto, le agradezco que con él,
llegara una nueva forma de hacer política y de comunicación política.