domingo, 26 de octubre de 2014

La construcción del discurso

Hoy quiero compartir unas breves reflexiones sobre una de las cuestiones que, para mí, tienen más importancia a la hora de hablar en público: la construcción del discurso.

Lo repasábamos la semana pasada con una de las personas que ha asistido a uno de mis entrenamientos de oratoria y él mismo ponía de manifiesto la trampa que se crea muchas veces en la actualidad estando más preocupados de otras cosas.

Para hablar de ello, de la construcción del discurso, no me resisto acudir a los clásicos, pues desde mi punto de vista, siguen estando vigentes en la actualidad.

Decía Aristóteles que un discurso está comprendido de contenido y de forma. Contenido que dimana del saber y de la formación del individuo, de la experiencia y del caso concreto que se aborda en el discurso. La forma es la belleza de la expresión que la constituyen la armonía o el encanto del lenguaje (euritmia) y la variedad y colorido de la expresión (poikilía), o lo que es lo mismo, la elocución, tal y como la denominó Isócrates.

Cicerón habla de 5 partes a la hora de construir un discurso:
  1. Invención, es decir, el contenido propio y la búsqueda de materiales
  2. Disposición u ordenación de estos materiales y contenidos
  3. Elocución, que, groso modo, podemos definirla como declamación y estilo
  4. Pronunciación, planteada desde un punto de vista técnico
  5. Memorización, que como su propio nombre indica, hace referencia a la importancia de almacenar en la memoria aquello que vamos a decir. 
El dominio de estas cinco partes, y por lo tanto, el arte de hablar en público, va a depender de la disposición natural o talento, del conocimiento técnico que tengamos de la materia y, por supuesto, del entrenamiento.

Por último, Quintiliano (cuya memoria reivindico pues pienso que es uno de los grandes olvidados, quizá porque nació en Calahorra) propuso de una forma revolucionaria para su tiempo en el siglo primero, que el orador debe enseñar, mover a la acción y deleitar.

Creo que es evidente la vigencia hoy de estos presupuestos. Quizá el problema sea que les hacemos poco caso, lo que lleva aparejado una inevitable mediocridad de gran parte de los discursos que escuchamos en la actualidad. O quizá... sean otros los motivos.


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