sábado, 27 de diciembre de 2014

El discurso del Rey: objetivo cumplido

Para quienes dedicamos nuestro tiempo al mundo de la comunicación, la noche del 24 de diciembre está marcada en el calendario como uno de los momentos importantes: el discurso del Rey a los españoles.

Aún cuando han sido muchos (y desde muchos puntos de vista) los comentarios sobre el discurso de Felipe VI en Nochebuena, parece lógico que también terminemos 2014 en "Obrador de palabras" comentando la citada intervención. Este año, además, la expectación era aún mayor por ser el primero de nuestro nuevo monarca. 
Para despejar cuanto antes la incógnita debo decir que este discurso me ha parecido positivo, muy positivo. Personalmente es un placer ver al Jefe del Estado ajustándose a lo que es un discurso conforme a los cánones: clásicos y actuales. Nunca como ahora se hace necesario recuperar a Cicerón o a Quintiliano.
Si cuando nos dirigimos al público hemos de cultivar la claridad, la credibilidad y la emoción, D. Felipe ha pasado con nota la prueba.
Bajo la premisa de que tenía claro cuáles eran las expectativas de la audiencia, ha marcado claramente tres mensajes; suficientes: corrupción, economía y unidad de España que ha colocado perfectamente al principio, en el desarrollo y al final de su discurso.
Ha sido también sobresaliente su apertura y su cierre, captando de manera inmediata la atención en el comienzo y terminando de forma emotiva su cierre, despedida incluida en las lenguas oficiales.
Significativa ha sido también en el monarca la expresividad, tanto de sus manos como de sus gestos faciales, acompañando en todo momento cada parte del discurso, alejándose de la imagen de busto parlante. Incluso me ha parecido emocionante, a pesar de un cierto titubeo probablemente fruto de la falta de experiencia, el gesto de llevarse la mano al corazón en el momento que hablaba de su relación con los españoles.
El ambiente logrado, como siempre, íntimo, entrañable y cálido con los detalles fotográficos elegidos para la ocasión con toda la intención, para trasladar en imágenes lo que pretende ser la "nueva Casa".
Podemos estar más o menos de acuerdo en la disposición y protagonismo dados a esos detalles, pero estaban todos; incluida la bandera de España y el Nacimiento. Sinceramente yo hubiese preferido un protagonismo mayor de nuestra bandera nacional y menos picaporte de la ventana que estaba a la espalda del Rey. Pero, insisto, es una cuestión de "intereses" y éstos no siempre son coincidentes para todos. Alguien habrá pensado que sustentar la imagen de unidad de los españoles en la exclusiva imagen de quien hoy ostenta la Corona es más eficaz que en otros símbolos que puedan "ofender" en determinados territorios (ellos sabrán, es muy respetable).
En definitiva, para quien hoy despide este rincón hasta 2015, es un "orgullo y satisfacción" haber disfrutado con el discurso del Rey. Objetivo cumplido.
¡Feliz 2015!

sábado, 6 de diciembre de 2014

Felipe VI y Artur Mas: la foto que me volvió loco

Pocas veces una fotografía de prensa me ha producido tantos mensajes encontrados. Normalmente, y por deformación profesional, el primer golpe de vista de una fotografía periodística suele transmitirme el mensaje del instante y el resumen del contenido de la propia noticia, a lo que, sin ninguna duda, suele ayudar mucho el propio titular y el pie de foto. Pero reconozco que la visión en, prácticamente, todas las portadas de periódico, el día que celebramos el aniversario de nuestra Constitución, del Rey y el presidente de la Generalidad, ha creado en mi cabeza varias interpretaciones:

1.- Felipe VI y Mas sonrientes en el Seat León. Aquí no ha pasado nada. Todos tan amigos. Celebremos que España sale de la crisis apoyando una de nuestras factorías señeras. Además, no preocuparse que ya arreglamos nosotros las diferencias. 
2.- Felipe VI, Mas y Soria en el Seat León. Nuestro Monarca, con sonrisa sincera a los mandos del volante ("esto lo conduzco yo), ante la sonrisa forzada de Mas ("no me queda más remedio, el intento se quedará en eso) y la cara de incredulidad del ministro Soria (¿cómo se lo explico yo a mi jefe?)
3.- Felipe VI y Mas en el Seat León. ¿Aquí no falta alguien para conseguir tranquilizar a los espectadores? Por cierto, una pregunta para los amantes del protocolo... Y si el que falta en la foto, hubiese estado, ¿en qué asiento del Seat León hubiera viajado?
4.- Felipe VI a los mandos llevando a Mas ante la atenta mirada del Gobierno (el Gobierno dejándose llevar), dirán unos.
5.- Felipe VI sirviendo de conductor a Mas ante la atenta mirada del Gobierno (el Gobierno dejándose llevar), dirán otros
6.- ¿Y el Gobierno? Dice el resto.

Como no creo que las cosas (y menos éstas) pasen por casualidad, aunque las casualidades existen, mi enhorabuena a quien haya conseguido fraguar la foto en cuestión. Mérito si ha sido Zarzuela, mérito si ha sido la Generalidad. Está claro, en cualquier caso, quien no la ha fraguado. Y si lo ha hecho, rectifico todo lo dicho, pero creo que se ha hecho un flaco favor. El liderazgo hay que ejercerlo aunque, a veces, duela.