lunes, 6 de octubre de 2014

Siempre nos quedará "la Roja"

No, no voy a escribir de fútbol.
Hace unos días asistí a un acto en el marco de la Universidad de Valladolid. Y una vez más, pude contemplar con estupor (y con pena), la errónea colocación de las banderas nada más y nada menos que en el Salón de Grados de la facultad de Derecho. Esto que puede parecer baladí, no lo es para mí. La bandera de España siempre debe estar presidiendo y su colocación no es igual si el número de banderas a colocar es par o impar. 
Aprovecho para llamar a la sensibilidad de cuantos leéis esta entrada para que tampoco lo sea para vosotros.
Inmediatamente me vino a la mente la importancia de los símbolos. Yo que me he educado y formado básicamente en un Seminario Diocesano y durante bastantes años he sido responsable del protocolo de una institución me he dado cuenta del error que hemos cometido durante décadas al no darle a los símbolos la importancia que se merecen; y de paso, por supuesto, no haber hecho la pedagogía necesaria entre nuestros niños y jóvenes como se hace en, prácticamente, todos los países civilizados.
Un símbolo, según nuestra Real Academia es "la representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada".
Y aquí está el problema. Son demasiados años los que llevamos en este país pasando y menospreciando unas convenciones que nos hacían percibir la pertenencia a una nación, de tal manera que para muchos en su subconsciente (o consciente) no existe ya ni la realidad: España. Seguro que muchos de nosotros hemos mantenido conversaciones donde se planteaba la sana envidia que nos produce ver a ciudadanos de otros países rindiendo respeto públicamente en escuelas o eventos deportivos a sus símbolos. Yo todavía me acuerdo (y ya estábamos en democracia) cómo ante la izada o arriada de la bandera nacional en el principal acuartelamiento de mi ciudad, por ejemplo, los transeúntes que pasaban en ese momento por el lugar, guardaban respeto de manera natural y espontánea. Y ahora eso ya no se produce.
Otros, sin embargo, saben muy bien de la importancia de los símbolos, por eso no menosprecian ni la liturgia ni el protocolo. Porque son conscientes de la realidad en sí misma que encierra el símbolo.
¿Alguien piensa que estas tres imágenes de Artur Mas, en tres momentos diferentes son fruto de la casualidad? Podemos observar cómo en ausencia de la bandera de España, sí aparece, sin embargo, la bandera europea. ¿Casualidad?, no. Es fruto del empeño de demostrar que, si bien están dispuestos a no seguir perteneciendo a España, harán lo posible por seguir llamando a las puertas de la Unión Europea, como si de un Estado más se tratara.
¿Qué decir de esta estampa pasando revista a no sé qué tropas, bandera catalana en exclusiva incluida? ¿No pretenden ser los símbolos y el ceremonial de un estado soberano?
Si la democracia española no quiere verse resquebrajada sería bueno que se imponga el imperio de la ley (con sus símbolos también). Recuerdo ahora, más que nunca, la frase de Albert Camus "la tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas". De no haber perdido tantos años dando la espalda a nuestros símbolos, ahora la cohesión de nuestro territorio no estaría tan en entredicho. Aunque, como en Casablanca, "siempre nos quedará la Roja", o Rafa Nadal.

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