domingo, 27 de julio de 2014

El baldaquino personal del Papa Francisco

De todos es conocido que el baldaquino es una especie de dosel con cuatro columnas que en la iglesia católica se destina a cubrir el altar. Sin duda que el más conocido, por su ubicación y por haber entrado por derecho propio en la historia del arte, es el baldaquino de bronce de Bernini, de estilo barroco, que está emplazado en el centro del crucero, bajo la cúpula, de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Cuando aún no se ha cumplido año y medio de su pontificado, el Papa Francisco, ha construido su propio baldaquino para cobijar su altar de perfecta comunicación, su altar de líder mundial.
Las cuatro robustas columnas que sostienen este baldaquino particular son:

  1. Su imagen personal
  2. El mensaje
  3. Sus gestos
  4. Las acciones
La imagen personal. De entrada, el Sumo Pontífice, tiene un porte que no pasaría nunca desapercibido, aún cuando no es una persona excesivamente alta; pero posee un rostro absolutamente amable y sincero al que, desde luego contribuye su "habladora" mirada y su sonrisa permanente. Estas características, que pueden ser regalos de la madre naturaleza, resulta que son enfatizadas, además, con auténtica maestría por su indumentaria y por su comunicación no verbal. 
Sí, sí, amigo lector, he citado la indumentaria. Mira que es difícil que un Papa le saque partido a su indumentaria...!!! Pues Francisco lo ha logrado: por la vía de despojarse del lujo en los "complementos" que adornan su Institución. No ha renunciado a su simbología, pero el mero hecho de "pequeños" cambios en los materiales (la cruz), la fabricación (los zapatos) o el diseño (la cátedra) lo han convertido en un revolucionario de la indumentaria papal. 
En cuanto a su comunicación no verbal... ¡qué decir! Perfecta. Sus manos, su mirada (que es capaz de hablar), su sonrisa limpia, su gesticulación y sus posturas (algo nunca visto hasta ahora por la rigidez que incluso imponía en ocasiones la condición física de la edad)
Su mensaje. Antes de comentar el qué, el cómo y a quién de sus mensajes, debo hacer una referencia a su capacidad para manejar la "agenda seting". Él es el que domina y consigue manejar esa agenda informativa, en lo que a sus asuntos se refiere, ésa que tantos dirigentes no son capaces de dominar. 

Sin perder la esencia de su Evangelio y la lucha contra el relativismo, selecciona minuciosamente sus mensajes diarios con el trasfondo permanente de que él ha venido a dirigir una iglesia que se preocupa principalmente por los pobres y por los que sufren. Y viene a hacerlo desde los gestos, sí, pero también desde la coherencia y la apertura intelectual. No hay más que seguir sus homilías diarias en la capilla de la Casa de Santa Marta, que utiliza para poner sobre la mesa informativa su mensaje. Fruto de esta actitud decidida ha sido también su ejemplar modo de afrontar la crisis de la pederastia, en la que él se ha puesto al frente de la solución, pidiendo perdón y anunciando medidas ejemplarizantes.
No quiero olvidar aquí la magnífica labor que desarrolla el Vaticano en la gestión de medios, tanto los convencionales como lo que tiene que ver con su presencia en las redes sociales. Otro ejemplo a seguir.
Los gestos. Gestos que acompañan perfectamente al mensaje. En este capítulo hay para dar y tomar.
No se conforma con romper el protocolo con naturalidad, lo que le hace más próximo y cercano al individuo de a pie (y por supuesto le granjea el cariño, incluso devoción, de propios y extraños) sino que ha incorporado a su vida diaria la política de los gestos, que comienzan a convertirse en esencia de sus mensajes y en respaldo de coherencia de los mismos. Comenzó el 14 de marzo de 2013 yendo a pagar su cuenta en la pensión donde había residido durante el cónclave que lo eligió y lo último, hace un par de días colocándose en la cola de la cantina del Vaticano para almorzar con el personal. Entre medias, todo lo imaginable, dentro y fuera del Vaticano. Tiene además un extra de credibilidad, y es que este tipo de cosas ya las hacía siendo Obispo en Buenos Aires.
Las acciones. Por si alguien dudaba (yo por ejemplo) de su decidida intención de dar un impulso de mayor cercanía a la iglesia católica y la atención a determinadas reivindicaciones llegadas desde su propio seno , ha emprendido, sin prisa, pero sin pausa, todo un rosario de actuaciones en diferentes ámbitos encaminados a la modernización de la Iglesia y al acercamiento de la misma a la realidad social del hombre.
Ya no son sólo gestos. Los cambios estratégicos en el estamento de la curia romana,
los nuevos criterios para la banca vaticana, los ejercicios personales de austeridad y reprimendas a sus obispos que no siguen el mismo camino, o sus escritos, la encíclica "Lumen Fides" (la luz de la fe) y sobre todo la exhortación apostólica "Evangelii gaudium" (la alegría del Evangelio) han trasladado dentro y fuera de la iglesia católica la convicción de que comienza un nuevo tiempo. Como dato curioso, en esta exhortación, además de hacer un repaso en profundidad a cuestiones que afectan profundamente al ser humano, se detiene en detalles como la importancia de que los pastores de su iglesia dediquen tiempo a la preparación de las homilías. (Como ves, querido lector, a este hombre no se le escapa una y es perfectamente consciente de todos y cada uno de los actores que pueden jugar a su favor en la colocación del mensaje)
En definitiva, estamos ante alguien que domina a la perfección la coctelera de la comunicación. Bravo por él y por la Institución que dirige. Ahí tienen un ejemplo a seguir muchísimos dirigentes políticos y no políticos. Los que nos dedicamos a la comunicación, además Os damos las gracias por la puesta en marcha de este manual práctico de la comunicación pública en menos de dieciocho meses.

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