domingo, 19 de enero de 2020

Vivir sin ética

Comenzó el nuevo gobierno su andadura y, cierto es que, no defrauda. Desde ningún punto de vista. Y por si alguien pensaba que las ideologías habían muerto, que repase los hechos de esta última semana.
ImageMatrimonios en el consejo de ministros. Parejas en la cúpula del ejecutivo y legislativo. Consejo de ministros elefantiásico. Fiscal General del Estado que viene directamente de ser ministra de justicia. Ministerio de igualdad donde se elimina toda presencia masculina, simplemente, como marca de la casa. Encuentros con delincuentes inhabilitados, encarcelados o prófugos de la justicia. Asunción del concepto de ¨conflicto político¨ para blanquear la sedición. Consabida subida de impuestos porque es la garantía de una sociedad justa. Declaraciones como ¨los hijos no pertenecen a los padres.¨ O, por citar lo último, España apareciendo en el buscador de Google como país comunista.
Éste es el panorama.
Quiero compartir contigo tres conceptos:
1. Ética. Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
2. Estética. Relativo a la percepción o apreciación de la belleza.
3. Ley. Precepto dictado por la autoridad competente en que se manda o prohibe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.
Siempre pensé que los contrapesos de la ética, la estética y la ley conformaban la combinación ideal de una sociedad democrática. (Soy de los ilusos que piensa que la democracia es algo más que votar cada cuatro años). 
¿Dónde han quedado conceptos como nepotismo, autarquía, totalitarismo democrático, separación de poderes, familia, verdad, coherencia o soberanía? Los han sacado del marco. Al parecer, prescindir de la ética facilita la consecución de objetivos. Si sólo nos movemos entre lo obligatorio (la ley) y lo opinable (la estética) desposeeremos a la sociedad en su conjunto de criterios objetivos con los que analizar, valorar y juzgar la acción política. La maquinaria se ha puesto en marcha.
Desgraciadamente esto no es nuevo. Hasta podríamos comparar la situación de hoy con la esplendorosa época de Julio César. Seguro que encontraríamos hasta nuestra propia ¨bona dea¨. 
Humildemente pienso, si ya no hay ética, una parte de mi profesión caerá en desuso o tendremos que reciclarnos en simples propagandistas dispuestos a dirigir la ¨glavlit¨o el ¨ministerio para la ilustración pública.¨

1 comentario:

  1. Cuanta razón tienes en tu reflexión amigo Jesús,ahora, veremos lo que nos espera,pero te diré que no me gusta nada la pinta que tiene.Un abrazo.

    ResponderEliminar